Hoy no hice nada

16 de Marzo - 27 de Abril
Galería Foster Catena: http://www.fostercatena.com/
 
Espero que pase algo pronto - Tribuna de madera, letrero de neón (letra de Nacho Marchiano) - 2012
 



Hoy no hice nada - Pizarra con letras - 2012



La no performance - Percheros y pelucas - 2012

Los fantasmas existen - Afiche - 2012

Documental (Cometa) - Fotografía anónima - 2012






La felicidad es siempre para mañana.
Miguel Benasayag

Here we are now, entertain us
Kurt Cobain



Spectator


Lado A

Habían pasado más de dos horas cuando empezó a sentir el cansancio de los largos de pileta recorridos. Nada, sólo nadaba. Flotaba y braceaba suspendido con una felicidad inmóvil. Apenas recordaba una frase incompleta de Sartre, que decía: ¨ella puede proyectar, más allá de lo que es, lo que todavía no es¨. Pensó, ¿el viejo se refería a la libertad? O acaso, la frase se le confundía con su modo apático que no lograba decirle a la mujer del carril de al lado que prosiguiera en su esfuerzo de mantener la distancia. De lo contrario, se convertiría en un cuerpo mutilado en el olímpico rectángulo celeste. Pero él, nada. Sólo, seguiría procrastinando, tratando de homogeneizar el cotidiano, mirando al cielo nocturno que se dejaba ver entre las ventanas repartidas del antiguo edificio.

Lado B

Se sentó a mirar su agenda. ¿Y, qué carajo es la fucking agenda? -se preguntó- ¿un simulacro de libre cronos, tiempo de otros por fuera del mío, donde aún creo que tengo algún control? No será en todo caso lo contrario a esos necesarios intervalos suspendidos, de una subjetividad de saltos y acciones ficcionales que imagina eventos de fuga entre el reloj y el trabajo. Los del tiempo explorador del aburrimiento, el precioso tedio y la productividad improductiva. ¿Será verdad que nadie puede escapar a la repetición del azar objetivado de la experiencia, o al excedente que produce su uso ¨eficiente¨ una y otra vez? Cerró esa grilla racional de actividades reguladas travestida en la belleza Moleskine. Levantó sus ojos y como si respirara miró hacia arriba, donde vio un cartel anunciando una frase. Decía: “La gente ve poco o nada”. Sintió alivio.

Ritornello

Soñaba con ponerse otras cosas, elegir. Transformarse de a ratos o usar un alter ego de alquiler que lo llevara a confundir éxito con felicidad. Un Pomelo más entre toda la fruta. Inmaduro, de un tiempo sin fracasos, cuya performance inexperta al hacer canciones le devolviese al menos la ilusión de una expectativa, tal vez, sólo garantizada por el desgano. Sin embargo a veces se le dificultaba el vestuario rocker, algunos colores le molestaban. No así, el cartel, las luces y sombras, o los fragmentos de cuerpos inmaterializados en el escenario ante la luz cegadora de los flashes. Sabía del evento del mes próximo. Un acontecimiento inédito e inesperado aunque encapsulado de amor presente. Algo real, que en ese momento, activó una explicación en voz baja: “de lo que no es inmediatamente memorable porque, en tanto que significante, no representa un posible, sólo se puede decir de él que hay , el acontecimiento es el ser en la figura de la nada”. Se lo quería decir a ella, a la chica rara con peluca negra y pol(l)erita, esa flor que pierde ¨elles¨ en invierno que lo llamaba por el celular. Bueno, quizás no en ese instante. Ya encontraría el momento para decirle la parte complicada que habitaba su cabeza y que otra vez lo devolvía a ese loop de felicidad quieta. Faltaban minutos para que empezara el recital. El tráfico no se movía a causa de la montada y el operativo de seguridad. Todo parecía haberse congelado. Nada se movía.

Bonus Track

Brillaban las estrellas entre agua y un tiempo inmortal. Las constelaciones suspendidas como fantasmas lejanos se le acercaban. Existían para él. Los veía entre bocanadas de aire y un resbaloso sudor frio que le corría por el cuello, sensación que le parecía compartir con los otros cuerpos. Oía voces, sonidos y hasta canciones, propio de la ruptura de contacto provocado por el aburrimiento o el aturdimiento mono de una continuidad sin fallas, de la nada, de algo que se repite una y otra vez. Cuando llegó al borde, sin emoción alguna, se detuvo y se pregunto si ser feliz no se parecía a una dark utopía que, como dicen otros, sólo evitaba lo peor. Sin respuesta, cerró sus ojos y volvió a bracear. Y de nuevo la nada, de punta a punta.


Teresa Riccardi Buenos Aires, marzo 2012.




1-Miguel Benasayag, Critica de la felicidad, Buenos Aires, Nueva Visión, 1992, p.86